La formación artística debe tener un fundamento tanto teórico como práctico, de manera que sea un proceso integral que pueda ser aplicado con eficiencia a la realidad, acorde con las necesidades de la comunidad. El mundo y la sociedad actual, se encuentran atravesando grandes cambios; la globalización se hace sentir con fuerza, los mercados se expanden y el lugar de trabajo puede ser cualquier parte del mundo sin necesidad de desplazarse, la información se libera y es por esto que la educación debe responder a la necesidad de los individuos para desenvolverse en un medio cada vez más exigente.
Esta formación integral en artes debe ser un proceso continuo y participativo que busque desarrollar de forma armónica y coherente todas las dimensiones del artista, no sólo la académica sino también la administrativa, la económica, la financiera y que todas las acciones institucionales se orientan a trabajar para lograr su desarrollo. La educación integral igualmente no debe dejar de lado las diferentes dimensiones humanas del ser: ética, espiritual, afectiva, comunicativa, estética, corporal para aportar en la formación de personas miembros de una sociedad y contribuir al mejoramiento de la calidad de vida del entorno social, puesto que ningún ser humano se forma para sí mismo y para mejorar él mismo, sino para ser parte de un contexto socio-cultural determinado y mejorarlo
Es un acierto entonces, de la Escuela Superior De Artes Débora Arango, direccionar su formación artística en el dominio de los tres saberes: ser, saber, hacer, toda vez que el saber-ser incluye habilidades como la sensibilidad y la creatividad las cuales forman parte del desarrollo integral del estudiante; el saber-saber se refiere a la apreciación estética y el saber-hacer implica el taller, la práctica, el proceso en el que aprende la ejecución y desarrollo multidimensional de su talento o inclinación artística, de manera que el artista pueda desenvolverse y proyectarse en un entorno cada vez más competitivo y retador.
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